Me pareció interesante este artículo, así que lo comento con uds.
Las
mamás primerizas pueden cometer errores por falta de información o por
exceso de celo. Te contamos algunos de los más comunes.
1.- Esterilizar todo hasta que el bebé cumple un año
Una
buena higiene en los bebés es fundamental, sobre todo durante las
primeras semanas de vida, pero no hay que obsesionarse. Lo que hay que
intentar es que sus objetos estén bien limpios para que el bebé entre en
contacto con un número determinado de bacterias que le ayuden a
desarrollar sus propias defensas, pero no las suficientes como para que
le provoquen una infección. Otra cosa son los niños prematuros, con
ellos hay que extremar la higiene, sobre todo las primeras semanas de
vida.
2.- Abrigarle demasiado
Los
recién nacidos tienden a enfriarse, pero si les abrigamos demasiado
sudan mucho. Además, se ha comprobado que aumenta el riesgo de asfixia y
muerte súbita. Si la temperatura de la casa ronda los 20-22º el niño
puede estar vestido con un body y un pelele entero de algodón, que le
cubra los pies. Podemos saber si tiene frío si sus manos y pies están
fríos o un poco amoratados. En ese caso conviene abrigarle más. Si suda
por la parte del cuello y la cabeza, es que tiene calor y le quitaremos
algo de ropa.
3.- Mantener toda la casa en silencio cuando duerme de día
Si
mamá también aprovecha ese ratito para dormir y descansar, estupendo,
pero si no, no es aconsejable hacerlo. Al cumplir el mes y medio, los
patrones de sueño del bebé empiezan a relacionar los ciclos de
luz-oscuridad y el pequeño está más predispuesto a dormir más tiempo por
la noche. Por eso debe percibir la luz del sol y habituarse a los
ruidos cotidianos de la casa durante las siestas para saber cuándo es de
día. Además, si hay un silencio absoluto cuando el niño duerme,
cualquier ruido le sobresaltará. Parar la actividad del resto de la
familia durante el sueño del bebé no es bueno ni para el niño, ni para
los padres.
4.- Bañarle todos los días
Los
pediatras aseguran que con bañar a los bebés dos o tres veces a la
semana es suficiente. Sobre todo en los que sufren dermatitis atópica,
puesto que el manto graso de la piel se altera con el baño y pueden
empeorar los síntomas. Si después de cada cambio de pañal limpiamos bien
el culete del bebé con una esponja y le lavamos las manitas no es
necesario usar la bañera a diario, y menos usar jabón (aunque sea muy
suave) salvo que al pequeño le relaje el contacto con el agua calentita
para dormir.
5.- Meterlo en nuestra cama cuando no quiere dormir en la cuna
No
es recomendable, ya que se corre el riesgo de quedarse dormida con el
bebé debajo del cuerpo y aplastarlo o asfixiarlo. Por eso no conviene
acostar al bebé en la cama, salvo en alguna circunstancia especial o,
por ejemplo, para darle el pecho por las noches.
6.- No dejar que nadie le toque o le coja
El
miedo a que alguien enfermo contagie al niño si le besa o le coge en
brazos es muy común en todas las madres, sean o no primerizas. Sin
embargo, es de sentido común saber que si alguien está enfermo, no
debemos llevar cerca de esa persona al pequeño para evitar contagios.
También es normal que no queramos que le cojan desconocidos. Si la
persona es sensata, no tiene por qué ofenderse.
7.- Cambiarle de pecho antes de que termine
La
leche del final es la que más alimenta y sacia porque tiene más grasa
que la del principio. Una vez que el bebé ha terminado (se sabe porque
el pecho que acaba de soltar está completamente blando) se le pasa al
otro pecho. Si el niño es muy pequeño es posible que se sacie enseguida.
En ese caso hay que iniciar la siguiente toma por el pecho que no tomó o
que tomó en segundo lugar. Para establecer una lactancia adecuada debe
mamar y vaciar ambos pechos.
8.- Raparle la cabeza para que le crezca el pelo más fuerte
Los
dermatólogos no recomiendan hacerlo, primero porque no es cierto que el
pelo crezca más fuerte: crece exactamente igual. En segundo lugar,
porque si el bebé es muy pequeño es posible que, al desaparecer el pelo,
pierda calor corporal por la cabecita. Las características del pelo del
bebé no serán definitivas hasta pasado su primer cumpleaños y dependen
de su herencia genética.
9.- Hacer caso solo de la abuela (y pasar del pediatra)
Los
tiempos cambian y lo que hace 30 años era ideal para los bebés, hoy ya
no se recomienda. Aunque a veces echemos mano de la experiencia y
sabiduría de nuestra madre, el pediatra es la persona que más
conocimientos tiene sobre lo que es adecuado o no para nuestro hijo. En
principio no deberíamos dudar de sus recomendaciones, ni sustituirlas
por otras.
10.- Hacerse la fuerte
Afrontar
un parto e inmediatamente después el cuidado de nuestro hijo requiere
un enorme esfuerzo físico, mental y emocional. Es normal que existan
bajones en los que la madre cree que no puede con todo.
Tirar
para adelante aun cuando no estamos bien por miedo a que piensen que no
somos buenas madres no es bueno ni para la madre ni para el niño.
Admitir
nuestras limitaciones, reconocer que estamos cansadas, que el cuidado
del bebé nos agobia y nos angustia por la inexperiencia, y sobre todo,
ser capaces de pedir ayuda cuando una situación nos desborda, ayuda a
superar la situación y no nos hace más débiles. Al contrario, demuestra
que somos humanas y sobre todo sensatas.
Autora: Luz Bartivas.
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